Instalación eléctrica segura en entornos de exposición extrema

En ocasiones anteriores mencionábamos la posibilidad de tener que realizar instalaciones eléctricas o modificaciones de las mismas en entornos de exposición extrema, tales como zonas de alta montaña, espacios sometidos a golpes e impactos fuertes y recurrentes, a inundaciones frecuentes o incluso a instalaciones eléctricas total o parcialmente sumergidas.

Podría parecer a simple vista que estos casos son poco frecuentes, aislados y que revisten un escaso interés para el usuario medio; sin embargo, si pensamos en todas las posibilidades en las que nos podemos encontrar ante la necesidad de tener que instalar o adaptar una instalación a un entorno extremadamente adverso, veremos que no se trata en absoluto de casos infrecuentes.


Entornos en climas extremos
 
 
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Situaciones extremas a considerar en entornos adversos


Normalmente, la práctica totalidad de las situaciones en las que debamos poner una atención extrema a la seguridad y la protección de una instalación eléctrica, en conjunto o a cualquiera de sus partes y componentes, se darán en alguno de los entornos adversos ya descritos anteriormente.

Efectivamente, un contexto adverso también admite gradaciones, y especialmente en estos casos debemos tener en cuenta que, en algunas ocasiones, las medidas de protección implementadas no nos servirán para toda la instalación en su conjunto. Veamos algunos ejemplos.

Instalación eléctrica en nieve


Entornos exteriores extremadamente adversos

Al plantearnos, por ejemplo, realizar una instalación eléctrica en jardines o terrazas, podemos hallarnos ante la necesidad de instalar luces, interruptores o incluso conexiones eléctricas parcial o totalmente sumergidas en el agua. Es el caso de piscinas, fuentes y estanques ornamentales, elementos muy frecuentes en este tipo de entornos.

Otro caso especialmente complejo lo representan las viviendas situadas en entornos extremos, como refugios o segundas residencias en la alta montaña, situadas sobre estanques o en la playa, con una acción constante por parte de la arena, la humedad, el agua, el hielo, la nieve o la salinidad ambiental.
 

Interiores especialmente expuestos

Siguiendo con el esquema argumental mantenido en los posts anteriores de esta serie, podemos advertir la especial exposición de ciertos espacios a golpes e impactos, que en algunos casos puede llegar a ser incluso extrema.

Gimnasios donde se practican ciertos tipos de deporte, zonas con una gran afluencia de público o recintos adaptados para alojar mascotas y otros animales cumplirían con estos requisitos, que nos obligan a tomar medidas extremas de precaución para evitar daños y accidentes de toda índole.

También en lo que a contaminación bacteriológica se refiere, algunas zonas requieren de especial atención, como laboratorios científicos o quirófanos, aunque estos quedan ya muy alejados de las intenciones de esta serie de artículos temáticos.
 

Soluciones a entornos extremos


Las medidas a tomar en entornos especialmente expuestos a golpes, impactos, contaminaciones o al efecto de agentes climatológicos adversos incluyen algunas de las ya enumeradas en artículos precedentes, aunque se deben considerar algunos aspectos de especial relevancia.
 

Protecciones físicas

Las protecciones físicas enumeradas hasta ahora podrían ser insuficientes, e incluso en algunos casos incluso contraproducentes, aumentando la peligrosidad en según qué tipo de entornos. Los muros bajos y las barreras de protección como zanjas o pantallas suelen ser insuficientes (o hasta perjudiciales) en zonas con un gran movimiento de personas y/o animales. Por este motivo, lo más recomendable es procurar evitar las instalaciones en superficie siempre que sea posible, empotrando cables, guías y componentes preservándolos de la acción de agentes externos mediante cajas y armarios, también y a ser posible empotrados.

Las balizas, lumínicas y/o sonoras, pueden ser un complemento de ayuda en ciertos casos, pero no pueden ser los únicos elementos de protección sobre los que recaiga todo el peso de la seguridad de la instalación eléctrica y de sus componentes. Se debe procurar, en todo momento, impedir el acceso a los mismos ya sea voluntaria o involuntariamente, con lo que medidas de tipo disuasorio no son, por definición, suficientes.
 

Protecciones eléctricas

Respecto a las protecciones eléctricas disponibles en el mercado, debemos procurar que sean lo más seguras y adecuadas al entorno a cubrir, prestando una atención especial a la nomenclatura técnica y a los códigos IP e IK en el caso de componentes como interruptores y tomas de corriente.

Protecciones eléctricas bajo tierra
 
El cableado, adecuado a las necesidades del entorno, se recomienda que en la medida de lo posible se haga pasar bajo tierra, realizando zanjas de hormigón debidamente cubiertas, situando arquetas de acceso cada 2 o 3 metros para poder manipular el tendido eléctrico (que deberá protegerse, además, con fundas especiales si la situación lo requiere) a posteriori, en caso de necesidad.

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