La mayoría de sistemas y dispositivos de seguridad, o al menos los más habituales (cierres, blindajes, alarmas…) pueden resultar del todo ineficaces si se dispone de un modo para acceder a la vivienda sin violencia, sin la necesidad de forzar la intrusión contando con las llaves o las tarjetas correspondientes.

Existen varios casos en los que esto puede suceder, destacando entre ellos las pérdidas y los robos de monederos, bolsos o maletas que contengan llaves, claves de acceso y códigos de seguridad de nuestra vivienda, quedando así totalmente expuesta y prácticamente sin recursos defensivos.

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Cómo evitar estas amenazas y cómo actuar

Para evitar este tipo de situaciones, seguramente las de mayor riesgo de las expuestas hasta ahora (especialmente si el robo se produce durante un viaje, en vacaciones o en momentos en los que nos encontramos muy alejados de la vivienda, sin posibilidad de regresar de inmediato), los siguientes consejos pueden ser de gran utilidad:

• Evitar la información innecesaria: perder un simple llavero, o ser objeto de hurtos y robos perdiendo las llaves de nuestra casa puede tener consecuencias aún más graves si en los mismos se halla información de la vivienda. No solo debemos evitar poner datos como direcciones y nombres en llaveros, sino también números de teléfono y otras coordenadas que permitan relacionar esas llaves con nuestra identidad o la ubicación del inmueble al que corresponden.

• Separar llaves y claves de acceso de otros bienes: tal como sucede con el dinero en efectivo que podemos llevar encima, también las llaves y demás claves de acceso a viviendas y domicilios deben portarse separadamente de otros elementos como bolsos, monederos o teléfonos móviles, objeto habitual del interés de ladrones y carteristas.

• La importancia de la seguridad en redes e Internet: la pérdida o el robo de claves de acceso a cuentas en redes sociales o de correo electrónico, entre otras, también puede ser el origen de males mayores si en ellas se contiene información sensible que permita acceder a nuestros hábitos, horarios o incluso a la posesión de llaves y claves de acceso por parte de terceros (vecinos o familiares), que pueden por ello ser objeto de robo con el fin de acceder a nuestra vivienda. No debemos subestimar en ningún caso el poder de Internet y los social media, ampliamente utilizados por bandas de delincuencia organizada capaces de acceder a información privada contenida en cualquier cuenta o equipo informático.

Para evitar este tipo de inconveniencias, es preciso que, tras detectar la pérdida o el robo de bolsos, carteras y maletas realicemos un inventario detallado de lo usurpado o extraviado, que demos de baja las tarjetas bancarias de inmediato (en el caso de que hayan sido sustraídas) e informemos a la autoridad pertinente (policía y fuerzas de seguridad) presentando la correspondiente denuncia. Además de tener posibilidad de recuperar lo perdido o robado, denunciando dejamos constancia de ello y nos cubrimos las espaldas ante posibilidades futuras: no hay que olvidar que, en el caso de producirse un robo en un domicilio sin forzar accesos, mediante llave o por descuido, las compañías de seguros normalmente no cubren los objetos sustraídos o los desperfectos ocasionados.

Todo ello, sin embargo, es evitable si las puertas y accesos a la vivienda son de tipo electrónico, activados mediante tarjeta, código alfanumérico o huella dactilar. En el caso de las tarjetas, tras su pérdida o robo e informando a la compañía expendedora de las mismas, se pueden inutilizar remotamente dejándolas invalidadas; lo mismo sucede con los códigos de acceso por teclado, en algunos casos permitiendo incluso cambiar la combinación de acceso desde nuestro dispositivo móvil si así se estima oportuno.

Por último, es muy recomendable contar con un seguro que nos cubra las espaldas en estas situaciones, especialmente cuando salimos de viaje o vamos de vacaciones. Muchas compañías aseguradoras ofrecen pólizas combinables que curen no solo los percances que puede sufrir una familia dentro del hogar, sino también estando fuera, lejos de nuestro domicilio.

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